Este popular lugar para oficios religiosos a la Virgen del Rosario, y, a la vez, camposanto de la Cracovia del s. XIX, está situado junto a la iglesia barroca de la Asunción de la Santísima Virgen María, perteneciente a los padres capuchinos.
El santuario mariano de Loreto se creó en Italia a finales del s. XIII, tras la ocupación de Tierra Santa por los musulmanes. Según cuenta la leyenda, la santa casa original de María de Nazaret fue trasladada a Europa por los ángeles. En la segunda mitad del s. XVII y en el s. XVIII, las capillas inspiradas en la Casa Santa de Loreto se hicieron muy populares en países católicos; uno de sus promotores en Polonia fue Jakub Sobieski, el padre del rey Juan III Sobieski, monarca que derrotó a los turcos en la batalla de Viena. La Casa de Loreto cracoviana se fundó en los años 1712-1719, junto a la iglesia de los padres capuchinos. En el lugar central de esta capilla, rodeada de claustros, se encuentra una talla de la Virgen de Loreto. Dicha escultura, colocada en el altar, se tapa con una imagen de la misma del s. XIX. Su bello tabernáculo es lo que queda del antiguo escritorio del rey Juan III Sobieski, regalado a los capuchinos. Todos los primeros sábados de mes, tras la misa de la mañana, los miembros de la Familia Lauretana del Rosario se reúnen ahí para rezar juntos.  Adyacente al claustro se encuentra otra capilla, con un crucifijo barroco milagroso.
La Casa de Loreto de la iglesia de los padres capuchinos es también un lugar de memoria nacional: los epitafios colocados en el claustro evocan a eminentes científicos y mandos militares polacos. La lápida empotrada en la pared exterior del edificio, con motivo del centenario de la insurrección de Kościuszko, conmemora los eventos del 24 de marzo de 1794, cuando Tadeusz Kościuszko recibió allí un sable bendecido. Desde aquel momento y hasta el estallido de la primera guerra mundial, los capuchinos con frecuencia asistían en calidad de sacerdotes a los sucesivos levantamientos nacionales, emprendidos por los polacos, en aquel entonces desprovistos de su propio estado. Además, en la Capilla de Loreto, Adam Chmielowski, esto es, san Fray Alberto tomó los hábitos franciscanos en agosto de 1887.