Apóstol del Norte

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Jacek Odrowąż, en polaco, o Jacinto de Cracovia, denominado el Apóstol de los Pueblos Eslavos o el Apóstol del Norte, fue el primer hermano dominico polaco. Hoy día, la capilla con sus reliquias sigue siendo uno de los lugares de culto más populares de Cracovia.
Según la tradición, dicha capilla del barroco tardío, ubicada en la iglesia de los dominicos, se encuentra en el lugar en el que en la Edad Media se hallaba la celda en la que pasó los últimos años de su vida el misionero polaco más conocido en el mundo (Giovanni Lorenzo Bernini incluyó su figura en la columnata que rodea la plaza de San Pedro del Vaticano). San Jacinto (nacido alrededor de 1183) fue el primer polaco que ingresó en la Orden de los Predicadores, fundada por santo Domingo de Guzmán en 1216 en Toulouse con el fin de "combatir las herejías y el cisma religioso". Jacinto provenía de una pudiente familia silesiana; cursó estudios en París y Bolonia y después fue nombrado canónigo del Capítulo de Cracovia. Durante su viaje a Italia conoció al fundador de esa nueva congregación apostólica, del que recibió en Roma los hábitos de la orden de los dominicos, momento a partir del cual se dedicó a la labor misionera. En su camino de regreso a Cracovia organizó los conventos de Friesach (Austria), Praga (República Checa), Breslau y Kamień y, en 1222, el primer convento de los dominicos en Polonia, junto a la iglesia cracoviana de la Santísima Trinidad. En los años posteriores, llevó a cabo la obra apostólica en diversas diócesis polacas y checas, así como en Rutenia y Prusia. En 1243, volvió a Cracovia, donde predicaba, confesaba y se dedicaba a la oración y ascesis.
San Jacinto, canonizado en 1594, es uno de los mayores obradores de milagros entre los santos polacos. En sus súplicas por la concesión de gracias, así como en las curaciones y resurrecciones realizadas era ayudado por la intermediación de la Virgen que se le había aparecido. Cuenta la leyenda que San Jacinto al huir de Kiev de los Tártaros, se llevó un ostensorio y fue entonces cuando se dirigió a él una talla en alabastro de la Virgen con el Niño, pidiéndole que la salvara también a ella de la profanación. De forma milagrosa, el pesado monumento se volvió tan ligero que el religioso pudo trasladarlo a Cracovia, cruzando además el río Dniéper sobre suelo seco (gracias a un manto extendido). San Jacinto fue también quien trajera los pierogi a Cracovia para alimentar a los pobres, a los que dedicaba especial atención. Asimismo, se cuenta que resucitó la vaca de una mujer pobre y el caballo de un hombre pobre y que, además, solía poner en pie trigo abatido tras granizadas, salvando de esta forma al pueblo del hambre. San Jacinto murió el día de la festividad de la Asunción de la Virgen María, el 15 de agosto de 1253. Están registrados los testimonios de beata Bronislava y el obispo Juan Prandota, quienes aquel día tuvieron una visión, según la que el santo ascendía al cielo, asistido por la Virgen.
Al poco tiempo, la tumba del religioso, ubicada en la iglesia cracoviana de los dominicos, se hizo famosa por los milagros obrados: mujeres infértiles capaces finalmente de engendrar los hijos previamente implorados, enfermos curados, posesos abandonados por los malos espíritus, etc. El actual altar y el sarcófago de la capilla de San Jacinto datan de finales del s. XVII y principios del s. XVIII. La vida y los milagros del santo están representados en las pinturas barrocas colocadas en las paredes de la misma.

En la iglesia de los dominicos, se rinde un culto especial también a la capilla de la Virgen del Rosario. A su intercesión se atribuyen las victorias polacas en las batallas contra los turcos disputadas en el s. XVII, entre ellas, la famosa victoria del rey Juan III Sobieski sobre el ejército del visir Kara Mustafá, cerca de Viena en 1683. El cuadro milagroso es una copia del s. XVI de la imagen de la Virgen de las Nieves, procedente de la iglesia de Santa María la Mayor de Roma.

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