Plaza Mayor

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Es un lugar de muchos "más": es el espacio público más importante de Cracovia, la plaza medieval más grande de Europa, donde se concentran los edificios más característicos y reconocidos de la ciudad, es también la plaza más bonita, la más relevante, la más encantadora…

Esta enorme plaza principal de la ciudad fue trazada cuando a Cracovia se le confirieron los derechos urbanos, a partir de la ley de Magdeburgo, en 1257. Se creó en el cruce de las antiguas vías comerciales, en planta cuadrangular cuyos lados miden un poco más de 200 metros cada uno. El nombre polaco de la plaza, "Rynek" (del alemán "Ring") surgió por la primera vez en torno al año 1300. El nombre actual se acuñó solo a finales del siglo XIX.

Cuando se trazaban los alrededores de la plaza, se aplicó la forma de tablero de ajedrez, típica de ciudades medievales. Por lo tanto, de cada lado de la plaza salen tres calles. Solamente la calle Grodzka, cuyo trayecto sigue la antigua vía comercial y que sale de la Plaza Mayor cerca de la iglesia de San Adalberto, mantuvo su posición torcida respecto a la plaza y su forma ampliada. Fueron necesarias también otras alteraciones del orden simétrico. Estas se debieron a la ubicación de los edificios erigidos antes del año 1257, por ejemplo, de las iglesias de Santa María y de San Adalberto. El Casco Antiguo de Cracovia, con su orden urbanístico intacto desde la Edad Media y con la Plaza Mayor, fue inscrito en la lista UNESCO en 1978, siendo uno de los primeros doce sitios de todo el mundo registrados en esta lista.

A pesar de todas las irregularidades, el plano de la ciudad destacaba por su simplicidad y funcionalidad. Este moderno centro satisfacía todas las necesidades básicas de sus habitantes, relacionadas tanto con el funcionamiento de la ciudad (la sede de las autoridades municipales se encontraba en el Ayuntamiento), como con la vida comercial y económica (que se concentraba en la Lonja de Paños) y, por fin, con la vida religiosa (la parroquia principal se hallaba en la iglesia de Santa María). La Plaza Mayor era también lugar de ejecuciones: en caso de penas de la muerte, la tribuna del verdugo se colocaba entre la iglesia de Santa María y la Casa Gris (actualmente el n.º 6); la picota, en la que tenían lugar otros castigos corporales, se encontraba en la salida de la calle Sławkowska.

Aunque parece que en el siglo XIII no era necesaria una plaza tan grande (la más espaciosa de la Europa medieval, que de hecho hasta nuestros días es una de las plazas más grandes del continente), al poco tiempo, el espacio se llenó de puestos donde se vendían paños, sal, barriles, zapatos, así como carbón, plomo o cobre. Sin embargo, estas edificaciones eran bastante caóticas y destruían la buena imagen de Cracovia. Cuando en el siglo XIX las autoridades municipales resolvieron ordenar la ciudad, fueron derribados los antiguos puestos y los edificios anexos a la Lonja de Paños (que al mismo tiempo fue reconstruida), así como los edificios que se encontraban entre la Torre del Ayuntamiento y la iglesia de San Adalberto, es decir, las Oficinas Pequeña y Grande donde se medían mercancías. Anteriormente, fue desmantelado también el Ayuntamiento del que se conservó solo la torre. En 1898, fue descubierto el monumento a Adam Mickiewicz. Así, la plaza cobró un aspecto muy parecido al actual. Hoy en día, antes de la Navidad y de la Pascua, en la plaza se organizan mercados que hacen alusión a las tradiciones comerciales de este lugar. Un elemento característico del ambiente local son también los puestos de floristas.

Desde su inicio, la Plaza Mayor era un centro de vida social y política, lugar de procesiones reales, homenajes a los reyes, triunfos, desfiles y bodas pomposas. La Plaza Mayor se encontraba en el trayecto de la llamada Vía Real (que se extendía entre la Barbacana y Wawel) que era palco de desfiles solemnes de los reyes o de emisarios del extranjero. Frecuentemente estos eventos eran de importancia nacional o incluso internacional. En 1525, se celebró aquí el homenaje feudal que el rey polaco Segismundo I el Viejo recibió del duque de Prusia, Albrecht Hohenzollern; (el homenaje puso fin al período de conflictos y guerras con la Orden Teutónica que había durado 300 años). Aquí también, en el año 1794, Tadeusz Kościuszko prestó juramento de lealtad a la nación polaca —así empezó formalmente la insurrección de Kościuszko—. Delante de la Torre del Ayuntamiento en 1918 el ejército polaco retomó el poder sobre las tierras polacas que durante 123 años habían estado anexionadas a los países vecinos. En mayo de 1981, una época más cercana a nuestros días, en la Plaza Mayor tuvo lugar una manifestación excepcional y silenciosa —la Marcha Blanca, una protesta espontánea en respuesta al intento de asesinato de San Juan Pablo II—.

Cada año en la Plaza Mayor se celebran eventos relacionados con las costumbres locales, que cuentan con una historia de decenas (o, en algunos casos, de centenas) de años y que influyen en el ambiente especial de este lugar: la Procesión de Lajkonik, el Concurso de Belenes de Cracovia organizado desde 1937 alrededor del monumento a Adam Mickiewicz o la Entronización del Rey de los Tiradores. Es difícil imaginarse este espacio sin los carruajes tradicionales o sin las palomas, que según la leyenda son caballeros transformados en pájaros.

Incluso si son unas palomas ordinarias, no hechizadas, la Plaza Mayor de Cracovia sigue siendo un lugar mágico...

Véase también:

  • el monumento a Adam Mickiewicz: quizá no es una obra de arte muy refinada, pero seguramente tiene mucha importancia patriótica —la esculpió Teodor Rygier para conmemorar el C aniversario del nacimiento de este vate nacional—
  • La Casa de los Montelupi (llamada "Italiana", n.º 7): en el siglo XVI uno de los miembros de la familia Montelupi fue administrador de primeros correos en las tierras polacas. Las diligencias que recorrían la ruta Cracovia–Venecia, empezaban su trayecto precisamente delante de esta casa. A su interior conduce una portada manierista con una inscripción latina que reza Tecum habita (Vivo contigo).
  • La Casa Pod Jaszczury ("Bajo las Lagartijas", n.º 8): el nombre del edificio (y del club estudiantil creado aquí posteriormente) proviene del escudo en la portada de la casa que representa dos lagartijas abrazadas.
  • La Casa de los Boner (n.º 9): en el siglo XVI pertenecía a una de las familias más adineradas y más potentes de la ciudad. Los Boner eran administradores del castillo real y banqueros. La casa, remodelada por encargo de la familia, cobró un aspecto típico del Renacimiento temprano. De aquel período data el ático alto diseñado por Santi Gucci y decorado con hermas y mascarones, así como los marcos de las ventanas de la primera planta.
  • La Casa Morsztynowska (n.º 16): la tradición la asocia con el concejal Mikołaj Wierzynek Júnior quien en 1364 organizó un gran banquete. Dicen que la fiesta duró 20 días y que participaron en ella los invitados del rey Casimiro III el Grande: el emperador Carlos IV, el rey de Hungría Luis, el rey Pedro I de Chipre y muchos duques. El pretexto para celebrar esta solemne reunión era la cuestión de la cruzada anti-turca, pero la verdad es que era un truco diplomático cuyo objetivo era mantener el equilibrio político en Europa Central. Asimismo, esta lujosa asamblea (los invitados recibieron regalos valiosos, por ejemplo, piezas de la vajilla de oro que se habían utilizado durante la reunión; por cierto, el gran banquete arruinó las finanzas de Wierzynek...) estaba pensada como una manifestación de la fuerza y riqueza del rey polaco y tuvo gran resonancia en todo el continente. Los historiadores no están de acuerdo acerca de si fue realmente Wierzynek quien organizó aquel pomposo banquete, pero a día de hoy el evento lo conmemora el restaurante llamado... "Wierzynek".
  • La Casa Pod Obrazem ("Bajo la Pintura", n.º 19): la fachada del edificio está decorada con la pintura de la Virgen María, de ahí su nombre. La casa se salvó del gran incendio de la ciudad (en 1850), a pesar de que se quemaron las edificaciones colindantes. Este milagro se le atribuyó a la pintura religiosa.
  • El Palacio Pod Baranami ("Bajo los Carneros", n.º 27): su nombre se debe a las cabezas de carneros que apoyan el balcón de la primera planta del palacio. En el patio se pueden admirar galerías de arcos renacentistas; las salas en la primera planta han conservado su elegante aspecto clasicista en estilo Luis XVI. En la primavera de 1956 en el subsuelo del palacio inauguró su actividad el cabaré Piwnica pod Baranami, que sigue funcionando hasta el día de hoy.
  • El Palacio Spiski (n.º 34): aquí a finales del siglo XVIII se presentaban espectáculos del primer teatro municipal de Cracovia que más tarde se trasladó a un edificio en la plaza Szczepański. A principios del siglo XX en el palacio Spiski abrió sus puertas el famoso restaurante Hawełka (que también sigue funcionando actualmente).
  • El Palacio Pod Krzysztofory (n.º 35): antiguamente en su fachada se encontraba una figurita gótica de San Cristóbal —de ahí el nombre del edificio (actualmente, la figurita se encuentra incluida en la colección del Museo de Cracovia que tiene aquí su sede). Hay una leyenda que dice que en los sótanos de este palacio guardaba su tesoro el nigromante Twardowski y que le mandó vigilarlos al propio diablo. Muchos querían apoderarse de una parte del tesoro, pero solo una cracoviana tuvo la suerte de bajar a los misteriosos sótanos. Siguió a un gallo que se estaba adentrando en las catacumbas del palacio. De repente, el pájaro se convirtió en un diablo, vestido a la moda alemana. Lucifer le dejó llevarse tanto oro cuanto podía alzar, pero con la condición de que no mirase atrás hasta que hubiera salido del subsuelo. De lo contrario, lo perdería todo. La chica, estando ya en el último escalón, volvió la cabeza para ver si el diablo no la estaba persiguiendo. Entonces la pesada puerta se cerró con estruendo, cortándole un talón a la joven. No obstante, las riquezas no se desvanecieron y se quedaron en su delantal. La chica, agradecida por ser salvada de la opresión del demonio, fundó supuestamente una de las capillas de la iglesia de Santa María. Mientras tanto, el diablo sigue en las catacumbas del palacio, esperando a más atrevidos... En las cámaras del edificio aparece también la Dama Negra. Se manifiesta muy raramente, pero hay que evitarla, porque un encuentro con ella es premonición de una muerte cercana.
  • La Casa Pod Jeleniem ("Bajo el Ciervo", n.º 36): en el siglo XVIII se encontraba aquí un hotel de Marianna Lebonowa en el que pernoctó Johann Wolfgang Goethe.
  • La Casa Pod Orłem ("Bajo el Águila", n.º 45): con el escudo animal creado por Stanisław Wyspiański.
  • La Lonja de Paños
  • La Galería del Arte Polaco del Siglo XIX en la Lonja de Paños
  • El Subsuelo de la Plaza Mayor
  • La Torre del Ayuntamiento
  • La Iglesia de Santa María
  • La Iglesia de San Adalberto
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