La calle Kanonicza
Es una calle excepcionalmente pintoresca en la que cada una de las casas puede presumir de una historia rica y larga, que se remonta en muchos casos a la primera mitad del siglo XIV.
Es uno de los rincones más antiguos y al mismo tiempo más pintorescos de Cracovia. Desde la segunda mitad del siglo XIV mandaban construir aquí sus casas los canónigos del capítulo de Cracovia (cabildo eclesiástico) de la Catedral de Wawel. Las casas que vemos hoy en día en la calle Kanonicza, aunque medievales en sus fundamentos, tienen las fachadas procedentes de épocas diferentes. En el siglo XVI muchos de los edificios anteriores fueron transformados en palacios renacentistas. Actualmente podemos admirar galerías y logias en los patios, se han conservado también las bonitas portadas de los edificios.
El Palacio del Obispo Erazm Ciołek (n.º 17), se creó a partir de dos casas anteriores. Antiguamente se consideraba la casa más suntuosa de la calle Kanonicza. El palacio tiene carácter renacentista, pero se han conservado aquí también elementos góticos más tempranos. Actualmente el edificio alberga una filial del Museo Nacional de Cracovia y presenta colecciones de arte de los terrenos de la antigua República de Polonia, desde la Edad Media hasta finales del siglo XVIII, incluyendo arte religioso ortodoxo.
En la Casa de los Decanos (n.º 21), transformada a finales del siglo XVI en una grandiosa residencia en estilo manierista, actualmente tiene su sede el Museo de la Archidiócesis. Llama la atención la decoración de la fachada, realizada en técnica de esgrafiado junto con la portada tardo-renacentista con la inscripción Procul este profani ("Alejaos, profanos”). En los años 50 y 60 del siglo XX vivió aquí Karol Wojtyła, futuro papa Juan Pablo II: primero como sacerdote y luego como obispo auxiliar de la diócesis de Cracovia.
La casa de Długosz (n.º 25) se remonta al siglo XIV, pero en la primera mitad del siglo XVI fue remodelada a fondo en estilo gótico-renacentista. Más tarde, se añadieron también elementos barrocos, por ejemplo, la portada principal. En el siglo XIV en esta casa, en los pies de la colina Wawel, se encontraba el baño real. Cuenta la leyenda que los cortesanos de la jovencita reina Eduviges I se escondían en el baño para espiar a hurtadillas a su futuro marido, Vladislao II Jagellón. El nombre actual de la casa nos recuerda que en el siglo XV vivió aquí el canónigo Jan Długosz, el histórico polaco medieval más eminente. Fue en esta casa donde creó su obra más famosa Anuarios, o sea las crónicas del espléndido Reinado Polaco.
Desde la calle Kanonicza, bonitamente renovada, que lleva a Wawel, podemos admirar la vista a la calle Grodzka con la silueta defensiva de la iglesia románica de San Andrés y la fachada de la iglesia de los Santos Pedro y Pablo.