Cueva del Dragón
Wawel
La cueva, donde según la leyenda había vivido un dragón, conduce desde la colina Wawel hasta la orilla del Vístula. El monstruo legendario aterrorizaba a los cracovianos, requiriendo ofrendas de ganado o, según otras versiones de la leyenda, de vírgenes.
Todos los intentos de matar al dragón fueron en vano, aunque lucharon con él los guerreros más fuertes. Finalmente, la bestia fue vencida por el ingenioso zapatero Skuba, quien se aprovechó de la debilidad más grande del dragón: su glotonería. El zapatero colocó una oveja llena de azufre en la entrada de la gruta del dragón. Este se la comió a gusto. Al poco tiempo, el monstruo sintió una sed atroz —eran los efectos del azufre que estaban quemando las entrañas—. El dragón salió de la cueva y se puso a beber agua del río, pero no logró apagar la sed. De todos modos, no quería rendirse y bebió tanto que, al final... ¡explotó!
La escultura del dragón de Wawel se encuentra junto a la entrada de la cueva en los bulevares del Vístula. Hace siglos en la gruta se encontraba una taberna popular, en la que —no siempre teniendo en cuenta el final de la historia del dragón— apagaban su sed los habitantes de Cracovia y numerosos viajeros. La entrada para los visitantes se encuentra actualmente en la colina, detrás de la atalaya de los Ladrones. La ruta, que conduce al río, de una longitud de 81 metros, transcurre por pasillos y cámaras llenas de fósiles y de diversas formas kársticas.
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